jueves, 24 de junio de 2010

Preparando La Chicharra (I)

En el Ron con Naranja del año 2007 escribí un post que recupero ahora, en homenaje a los músicos tradicionales, a la Ronda de Motilleja y al amigo Jesús Tejas, que anda siempre sufriendo por nosotros. Quiero recuperarlo aquí como calentamiento de la fiesta de La Chicharra, junto con un par de vídeos. Por supuesto hay más en youtube, en nuestro myspace, en nuestras páginas de facebook, etc.



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¡Ay, ay ay! ¿De verdad me ha escrito un comentario  el maestro de la seguidilla, el verdialito más manchego a la izquierda del Júcar, el concejal menos recalificador del sur de España, el rondero cuyas coplas a las mujeres arroja desesperadas a sus pies y a los hombres nos eleva al… bar? ¡Siiiii! ¡Jesús Tejas, don Verdialote de "la Manchuela" me ha escrito! ¡¡¡Y yo con estos pelos!!! Querido amigo, comparto contigo hasta los nódulos, bien lo sabes, y pongo a disposición de la Ronda y Fiestas de nuestro pueblo de Motilleja y de los verdiales que hagan falta mi flauta, mis cuerdas vocales, mi hígado y mis genitales si es necesario. Este año iré con doña Pito Piturra Simarro a La Chicharra:

1.-Porque es una fiesta sincera, auténtica, del pueblo, sin ese idiota concepto romántico del pueblo-anónimo-genio-creativo, tan querido por los Coros y Danzas, Feria de Sevilla y Rocío de la Falange y sus epígonos del Turismo Rural dominguero en coche grande, sino otro más moderno y verdadero: el pueblo somos personas con nombres y apellidos. El pueblo es quienes nos juntemos a hacer fiesta en el pueblo y punto.

2.-Porque merece la pena tirarse tres días sólo cantando, bebiendo y comiendo hasta reventar como las chicharras, haciendo nuestra música, sin que nadie nos atragante metiéndonosla con un embudo radioformulero. Y luego, encima, terminamos la fiesta como todo maestro de ceremonias circenses debiera jalear: con una batalla de agua fresca sobre nuestros cuerpos e instrumentos, frenando un tractor con un laúd, arrancándonos hasta el último pedazo de garganta y dedos para cantar y tocar una rondeña más.

3.-Porque es bueno que los músicos populares nos reunamos de vez en cuando a cantarnos los unos a los otros sin pensar si somos lo suficientemente puristas, si sabemos más que el de al lado sobre el color de la madera de los cuernos de la dulzaina de nuestra puta madre, si el guitarro de siete cuerdas y media será o no lo suficientemente ortodoxo para esta comarca, si el violín suena murciano o malagueño, si habrá que cortar diez minutos antes la actuación para no cansar, que este público se cansa, hijo, es que esta música es cosa de viejos y claro, ya no vale, la mantengo yo, el técnico de cultura del ayuntamiento porque el alcalde ha dicho que no podemos perder los votos de los pensionistas, pero tú lo sabes, esto no tiene marcha, no sale por la tele, no place a las niñas pijas pseudocosmopolitas de salón, no gutta a nene, ajó, ajó.

4.-Porque tocar con los Quiques, Davides, Raficas, Veros, Luises, Isas y demás animales de la fauna motillejana y ver cómo Jesús se abraza a la guitarra para que lo sujete porque ya se cae al suelo muerto de la orgía de alcohol y música que lleva en el cuerpo, cierra los ojos y exhala una seguidilla mientras sonríe es como tomarme un ron con naranja en el corazón y rozar el cielo.

Por eso, por todo eso y, fundamentalmente, porque ya está bien de felar por pecunia a las multinacionales que producen y vendes canciones como hamburguesas caducadas, a los concejales, diputados de cultura y técnicos de ayuntamientos catetos que si pueden te repelan del presupuesto hasta la empanadilla que te ibas a tomar después de montarles su fiesta y hacerles ganar un voto y a un público intoxicado de tanto chupar el pus podrido de los bisbales, reguetones, cansautores, celtiglandes, cutriroquerillos y pijijoperos (no afinan ni aunque se introduzcan un diapasón vía rectal, la madre que los trujo, qué desafinación llevan, por la Virgen de los Llanos), porque los juglares circenses de la música de raíz ya estamos hasta los mismos higadillos de tanta tontuna global y de soportar el hedor del aliento de la gente que se bebe los orines musicales que ha meado el último advenedizo que se ha dejado sodomizar por la discográfica, porque nos sale de los cojones del alma, nos vamos a La Chicharra, Lourdes y yo, con nuestras flautas bien afinadas para tocar hasta que no nos quede aire con los culpables de que nos hayamos conocido: la Ronda de Motilleja. Y el que quiera que venga, pero que se atreva a decirle algo al Chuchi el sábado a las cinco de la mañana y verá.

2 comentarios:

  1. Juan, no hay palabras... ¡Las has puesto tu todas jodío!, jaajaajjaaja. Gracias.

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  2. Hola Juanico me gusta y dan ganas de ir,(a pesar de mi incapacidad musical)Pero lo que más me gusta es que, a pesar de las fiesstass, las músicas... etc.,no se te olviden los concejales de urbanismo y demás ralea.

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